viernes, 13 de noviembre de 2009

... but i fell in love on the seaside.



Y la vida siguió, porque nadie le preguntó por parar el tiempo ni por retroceder, porque por mucha cortina echada que haya, ella no iba a dejar de asomarse con esa excitación y tristeza profunda a la ventana. Porque esos cristales fríos, esos marcos de madera, esas paredes, y sobretodo ese balcón de verjas oxidadas que tenía enfrente, era lo más parecido a cualquier paz interior que le podía caber dentro. Que cojones, porque estaba enamorada de aquella figura oscura que bailaba del otro lado del cristal. Loca y perdidamente enamorada. Y durante un tiempo, quizá eso funcionó; sentarse junto a la ventana hasta que los cristales te meten su frío en el cuerpo, hasta que esa figura desaparece de la habitación, hasta que la luz se apaga y se da por terminada la función. Porque incluso durante un tiempo sus miradas disimuladas, fingiendo no verla, caldeaban su corazón y deshacían la escarcha, porque incluso se descubría una sonrisa en la cara al verle cantar por la habitación, porque lloraba con él cuando estaba triste, y se permitía reirse en los momentos felices.
Pero todo tiene su tiempo, y como digo, éste no espera.Y aunque brillaba en ella esa ínfima posibilidad de abrir la ventana y gritarle un tequiero sin disimulos y sin miedos, la persiana echada y el cartel naranja de números negros hundió esa posibilidad en un pozo negro que nunca más se aventuró a explorar.
Ya no hay ventanas ni hay amor, pero inmortalizado queda ese viejo corazón, dibujado con un dedo índice, en aquella ventana por la que hace tiempo que dejó de entrar la luz.


but i'm just trying to love you any kind of way...

Exámen de geografía desastroso,pero mi amigo Platón compensará el esfuerzo,espero. Pinta un finde muuuuy entretenido entre libros. ¿Qué hay del vuestro?
Sed felices, como dirían por aqui...

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