NI LA MITAD DE PERFECTO

Desde el rincón más enfermo de mi corazón, mi fragmento más efímero, quebradizo y puro, el mismo que he maltratado durante estos años de vivir sin precaución alguna, desde aquí, diana de tanta metralla y tanto daño inexorable, se ilumina escasamente con apenas unos voltios mis cavernosas entrañas, encontrando por fin el camino mis palabras.
Porque me resulta irrefrenable el latido ansioso de mi corazón cuando las palabras apropiadas se descalzan al pie de mi lengua, y se deslizan con dulzura entre todo lo que me callo, anestesiándo el dolor que me produce guardármelas, y con la esperanza rota o la ingenuidad suficiente de que estos labios las canten o estos dedos las escriban, aun sabiendo que quizá no sea ni la mitad de perfecto de lo que deberían. Aun sabiendo que, la perfección que las cualificaba y las hacía ser lo que eran, se cuartea en cuanto se entreabren estos mis labios. Está claro que por muy carnosos que puedan llegar a ser mis labios, la carne no retiene ni la mitad de la perfección que planifiqué como medianamente perfecta.
¿Cómo sienta el no callarse nada, aunque todo lo que se diga sea imperfecto?

¿Cómo se siente uno cuando descubre que necesita esto más de lo que piensa? A punto de descubrirlo estoy (espero)

[[ Encementando el paso entrañas-labios y tirando el cable de luz necesario para su correcta circulación. Ruego disculpen las molestias]]